viernes, 3 de julio de 2015

AGRESIVIDAD Y VIOLENCIA EN EL FÚTBOL




las emociones son un proceso innato cuya función consiste en la adaptación al entorno en el cual se desarrolla cada organismo, así considerada, la agresividad en el Hombre cumple con la función de adaptarse al entorno psicosocial en el cual se desarrolla. La agresividad se caracteriza de otras emociones por ser un evento que prepara al organismo para la lucha y la defensa, lo que le permitiría a los organismos su sobrevivencia, además de garantizar en cierta medida la permanencia ya no tan solo del organismo en sí, sino del organismo como especie.
Según Huizinga (1984) el Hombre ha creado cultura a partir del juego, es mediante esta actividad que el Hombre ha adquirido y desarrollado diversas habilidades psicosociales, como son el lenguaje, la interacción social y por lo tanto la capacidad de convivir con sus congéneres, desarrollando para ello reglas que definen los términos bajo los cuales se han de conducir y efectuar las relaciones interpersonales de acuerdo a cada grupo social y las circunstancias bajo las cuales se encuentran.
El fútbol es un juego reglamentado en el cual se definen las conductas que son permitidas en el terreno de juego y las sanciones a las que se hacen acreedores quienes violan alguna regla de este código de conducta deportiva. Al existir este reglamento formal, el juego del fútbol pasa a ser considerado un deporte. El deporte es una actividad de carácter voluntaria a la cual se entrega el / la deportista con el fin de lograr un objetivo, romper una marca, vencer a un oponente, para lo cual ha de someter a prueba sus más altas y superiores cualidades, físicas, emocionales y cognitivas. De entre las cualidades emocionales destaca la agresividad.
Definimos el concepto agresividad como toda conducta que tiene por objetivo dañar física o psicológicamente a otro organismo, sin embargo en el contexto deportivo el daño ocasionado a los competidores opositores consiste en vencerlos dentro del marco de los lineamientos establecidos por cada federación deportiva.
En este caso particular diferenciaremos las conductas violentas de las conductas agresivas a partir de la violación de alguna regla socialmente aceptada, por lo que una conducta agresiva en el fútbol podría ser  “cargar” al jugador oponente hombro a hombro, en tanto que resulta un acto violento el empujarlo con las manos y brazos extendidos, lo cual está sancionado como una falta en el terreno de juego (y socialmente reprobado en otros escenarios).

AGRESIÓN Y VIOLENCIA EN EL TERRENO DE JUEGO
Las emociones en general podemos definirlas como una predisposición a actuar de manera específica ante situaciones y estímulos específicos. Así considerada las emociones, la agresividad sería una cadena de conductas en las cuales se involucrarían conductas de defensa, ataque, lucha, defensa y huida. Estas condiciones se cumplen durante un partido de fútbol, en donde el entrenador planea la estrategia a desarrollarse en un encuentro de acuerdo a las características del equipo contrario y las cualidades de sus jugadores. Planea la forma en la cual se ha de atacar al equipo contrario y en la cual se ha de defender de sus ataques.
La agresión consiste en una serie de conductas que son aprendidas mediante la observación de un modelo al cual le refuerzan esta clase de conductas, sin embargo, para que ocurran estas conductas se ha de cumplir con las condiciones de oportunidad y capacidad.
La oportunidad se refiere a las circunstancias (el contexto) en el cual se desarrolla la actividad y que facilita la manifestación de alguna conducta agresiva o violenta. La capacidad se refiere a las habilidades que posea el organismo para desarrollar y evocar tales conductas, ya sean agresivas o violentas. Un tiro penal es la oportunidad de anotar un gol, ante lo cual el ofensor tiene la posibilidad de demostrar sus habilidades para dominar y mostrar su superioridad sobre el defensor (el portero o arquero), bien, en la cual el defensor muestra que es superior al ofensor deteniendo o evitando el gol. 
Estas son conductas agresivas. Ejemplo de conducta violenta sería aquella en la cual un jugador al disputar la posesión del balón codea en el rostro al jugador contrario, por lo cual se hace acreedor a una sanción (amonestación o expulsión), siendo aún más violenta la conducta cuando no está en disputa la posesión del balón y se le golpea arteramente al opositor.
Existen diferentes eventos que promueven la aparición o manifestación de estas conductas en el terreno de juego, de las cuales ya se han mencionado dos, sin embargo no podemos dejar de mencionar otros factores predisponentes como es la historia previa de cada jugador o bien la percepción que el jugador tiene en relación con los jugadores del equipo contrario, su actitud hacia ellos, la importancia relativa que le da a vencer en particular al equipo con el que se van a enfrentar, los premios económicos al que pueden aspirar por tal victoria, además la percepción que tienen de sí mismos.
Los días previos a algunos partidos, y muy en particular a los juegos de una final o los denominados “clásicos” son frecuentes las declaraciones de directivos, cuerpo técnico y jugadores, a las cuales los medios masivos de comunicación se encargan de magnificar creando un ambiente de alta expectativa y predisposición para actuar de cierta manera antes, durante y después del juego. Las expectativas están en función de la interpretación que los interesados le den a esas notas periodísticas, y por lo tanto también sus conductas. Los interesados pueden ser los propios jugadores, los directivos y el cuerpo técnico, además del cuerpo arbitral y el público en general. El juego ha comenzado fuera de la cancha.

EN LAS GRADAS: EL JUGADOR “NÚMERO 12”, EL PÚBLICO
La afición en el estadio también juega, y lo hace animando a su equipo favorito a través de los gritos, cantos y porras, o bien ejerciendo presión social en el cuerpo arbitral para que marque alguna falta o insultando o abucheando a los jugadores del equipo contrario durante la posesión del balón.
Se dice que la tradición de animar a los deportistas en competencia surgió de manera accidental durante una competencia de lucha grecorromana y de ahí se extendió a diferentes deportes al observar que el deportista así estimulado se desempeñaba mejor y rendía más 
En Argentina surgen las Barras bravas. Su nacimiento se la atribuye a un inmigrante de origen italiano de nombre José Barrita (Cancio,op.cit.) quien siendo niño con su familia vive en el barrio de La Boca, en una casa ubicada en la calle de Olavarria. En 1994 es sentenciado por encontrársele culpables por la muerte de dos seguidores del River, al salir de la cárcel, dos meses después muere a la edad de 48 años el 11 de febrero del 2001. En vida comandó a la barra más brava y pendenciera del fútbol argentino, La 12.
Las sanciones por parte de las autoridades correspondientes para controlar las conductas agresivas y violentas han incluido el veto a los estadios, multas económicas a los dueños de los equipos, suspensión a jugadores, y sanciones administrativas a los participantes en reyertas o penas corporales dependiendo de la gravedad de las acciones cometidas. También se han considerado algunas medidas preventivas tales como la colocación de cámaras de video en los accesos al estadio y tribunas, incremento de vigilancia, sobre todo en los juegos de finales o los llamados clásicos, principalmente. 

CONCLUSIONES
No se puede afirmar que todos los integrantes de los diversos grupos de animación o de respaldo a los equipos de fútbol que asisten a los estadios sean personas con problemas de adaptación social,sin embargo, es importante considerar que algunas variables de carácter psicosocial sí influyen en la manifestación de conductas agresivas y violentas en los diferentes escenarios deportivos, en los cuales es probable que al considerar la posibilidad de permanecer anónimos algunos individuos aprovechen la ocasión para manifestar su rechazo y resentimiento social agrediendo física y verbalmente a otros, siendo esos otros los simpatizantes e incluso los actores del equipo contrario (jugadores, y cuerpo técnico).
El problema no es simple, su complejidad exige de una solución de carácter multidisciplinario que atienda cada uno de los posibles orígenes del mal.